lunes, 6 de febrero de 2012

Dos formas de generar polémica en el siglo XVIII


El Pensador y El Censor fueron dos de las publicaciones que inauguraron la prensa de crítica social y de costumbres en el siglo XVIII. Ambas divulgaciones tenían como objetivo principal el educar a la sociedad de la época y los dos eran periódicos propios de la Ilustración. Pero ¿que similitudes y diferencias se podían encontrar entre ambas publicaciones? ¿Ambos centraban sus críticas en los mismos colectivos?

El Pensador fue el primer modelo de prensa crítica en España. Su sátira era irónica con la pretensión de generar debate entre los lectores, lo que aumentó la fama de la publicación. Sin embargo fue un periódico especialmente blando con los entonces pilares básicos de la época. No cuestionó en ningún momento a la religión, la sociedad de clases o la monarquía absoluta sino que se centró más en cuestiones superficiales. Como se muestra en  “El Pensador, t. III, Pensamiento XXVIII, pp. 4-5, no se cuestiona a la Iglesia Católica o a la religión, sino que se critica la carencia evidente de los hombres a la hora de santiguarse o la irreverencia en la iglesia (No es chanza: la mayor parte de los hombres no saben santiguarse). Este ejemplo muestra de una manera muy evidente como la crítica de El Pensador es meramente superficial ante los problemas de la sociedad. Puede considerarse pues una publicación que no tocaba temas polémicos.

Por otro lado, El Censor fue una publicación también de crítica social y de costumbres pero con un sentido mucho más radical; no se quedaba en la forma de las cosas sino que pretendía llegar hasta el fondo de la cuestión. Sus sátiras se centraban en temas tabú de la época: critica a algunos nobles (vagos e inútiles), a la iglesia católica (estaba vigente la inquisición) y al sistema judicial. En este extracto “Discurso LXXI, pp.66-67 podemos observar como se critica a la Iglesia Católica por sus excesivas riquezas en tiempos de hambre para los más pobres (Ha habido en nuestros tiempos años crueles, en los quales familias enteras perecieron de hambre. ¿Y hay acaso noticia de que los tesoros de las Iglesias se hayan por eso disminuido en un punto?).

A modo de conclusión se puede afirmar que tanto El Pensador como El Censor fueron dos publicaciones que acercaron a nuestro país la prensa de crítica social y de costumbres y que ambas tenían como objetivo educar y crear un debate. Sin embargo, aunque ambas divulgaciones buscaban la polémica los temas de sátira no eran los mismos. Mientras El Pensador se ceñía a una crítica meramente trivial, El Censor se imbuyó en el cuestionamiento a los pilares básicos de la época, lo que incluso le provocó un año de inactividad por censura. Con estas dos publicaciones se inauguraba la prensa de crítica social y de costumbres en España y, aunque El Censor fue más radical que El Pensador, ambos fueron claves para crear polémica en la sociedad, algo que no había ocurrido con otro tipo de prensa.

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