Corrían los primeros años de la
década de los 60 cuando en España, a pesar de que la dictadura seguía vigente,
la sociedad comenzó a experimentar algunos cambios. Se produjo un gran desarrollo
económico y el país empezó a industrializarse. Esto conllevó un desarrollo
social y las nuevas generaciones animaron al sistema político a liberalizarse.
Ante esta apertura de la dictadura ámbitos como la prensa avanzaron en la misma
línea que lo hizo la sociedad.
Fue Manuel Fraga Iribarne,
nombrado por Franco en 1962 Ministro de Información y Turismo, quien supo ver
la importancia que tenía la prensa en ese proceso de liberalización del
sistema. Como pronuncia en su discurso en Bilbao el 13 de diciembre de 1965:
“Todas las transformaciones políticas contemporáneas se han visto seguidas de
cambios en relación con la prensa”.
Ante los nuevos horizontes que se
abrían en España, Fraga promovió la institucionalización de la prensa. Para
ello suprimió la denominada Ley de Prensa de 1938 y la sustituyó por la Ley de
Prensa e Imprenta de 1966, mucho menos restrictiva que la anterior. Tal y como
comentó en su discurso de Bilbao poco tiempo antes de la entrada en vigor de la
nueva ley: “La conveniencia de sustituir la Ley de Prensa de 1938 se hace notar
para que esta importante faceta de la información, dentro del marco del
desarrollo político de las instituciones, responda a la realidad del momento”.
La nueva Ley de Prensa e Imprenta
de 1966 supuso la supresión definitiva de la censura previa que había imperado
hasta ese momento en España y la abolición de las consignas. Sin embargo, esta
ley no instauró una libertad de prensa plena ya que contenía el denominado “Artículo
2” que
limitaba la actividad periodística. Algunas de estas limitaciones perseguían “El respeto a la verdad y la moral” o “El respeto a las instituciones y a las
personas en la crítica política y administrativa”, entre otras. Seguía
habiendo multas y cierres de periódicos. Aunque eran sanciones más de tipo
administrativo que penal.
A pesar de que la nueva ley no supuso
la libertad total en la prensa sí que resultó un avance para la libertad
informativa que se conseguiría años después durante el periodo de la Transición
con su plasmación en el Artículo 20 de la Constitución de 1978. Además, con
esta Ley se avanzó también en el desarrollo de las libertades individuales que,
hasta ese momento de la Dictadura habían sido limitadas. Manuel Fraga hizo
referencia a este aspecto en su discurso al pueblo bilbaíno en 1965: “No se
puede ignorar la directa vinculación de la prensa con el derecho del individuo
a expresar libremente sus ideas”
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